A fines de la década del 60′, un asesino en serie mató a tres mujeres en la ciudad de Glasgow. Lo apodaron John Biblia. En los años 80, un investigador, Noah Scott Sherrington, logra encontrarlo, pero cuando estaba a punto de detenerlo, sufrió un ataque cardiaco fulminante. Mala suerte para Noah, un milagro para John. Después de volver de los muertos, Noah sigue totalmente involucrado con la investigación y lo único que desea es seguir persiguiendo a John. Sus compañeros no entienden su obsesión con el caso ni porqué pidió su traslado a Partick hace unos meses. Muchos de los policías con los que trabajaba pensaban incluso que era un agente encubierto de Asuntos Internos. Pero puedo decirles que no es así.
El gran problema que tiene ahora Noah es que su enfermedad no tiene cura, es mortal, por lo que lo jubilan de la policía y obviamente queda fuera del caso. Como podrán imaginarse, Noah no acepta su nueva realidad y, guiado por su detallada metodología de trabajo, así como por su intuición, viaja hasta Bilbao, en España, para seguir buscando a John. Acá conoce a un grupo de personajes interesantes: un joven policía, la dueña del bar cercano a su pensión, un joven con algunas dificultades físicas que lo hacen el blanco de maltrato por parte de otros jóvenes del barrio y una doctora. Así, va avanzando en su búsqueda de John, apoyado por este grupo de personas, tratando de no pensar que en cualquier minuto puede morir, aún de forma más prematura que la que los médicos le habían indicado.
El libro es interesante, siguiendo la línea de las novelas previas de Dolores Redondo, aunque sin ese aura sobrenatural de otras de sus entregas. El personaje de Noah es complejo, quiere y no quiere morir al mismo tiempo, lo que lo lleva a tomar decisiones equivocadas en algunos momentos, en un reflejo de la angustia que alguien sentenciado a muerte puede tener. John, por su parte, es un personaje bien estructurado, al que vamos conociendo desde que es pequeño, ya que la autora nos va mostrando sus recuerdos, tratando de explicar cómo se transformó en lo que es hoy, un asesino en serie. Si bien nada de esto lo exonera ni lo excusa, nos hace pensar respecto a las condiciones que se pueden dar para “crear” a un asesino.
El libro me gustó, quizás no tanto como la trilogía del Baztán, pero de igual forma es altamente recomendable.
Mi calificación es 3.5/5 estrellas
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